Otro año termina con gobernantes enriquecidos con dinero del pueblo, con una sociedad que sufre las carencias por consecuencia de las autoridades corruptas que utilizan el poder en provecho propio violando en artículo 128 de la Constitución Nacional. La navidad solo será feliz para un pequeño grupo de privilegiados que tendrá la mesa llena de alimentos y de regalos, pero para la inmensa mayoría transcurrirá normal, en medio de las necesidades y el abandono.
23/12/24 – Redacción Central

El presidente de la República Santiago Peña es la cara visible de un sistema económico que tiene como patrón a Horacio Cartes, que compró al partido Colorado reduciendo el tiempo de la militancia para acceder al poder desde donde amplió su imperio y penetró en todas las instituciones del estado.
El sector creó un sistema donde se privilegia a los adulones, a los mediocres, a los serviles y se premia a los más corruptos que a diario ascienden a cargos más relevantes de la esfera del poder, mientras se se amedrenta y se castiga a quienes luchan por la justicia y defiende la verdad.
La mesa estará servida, llena de alimentos y bebidas en esta navidad para aquellos que se arrodillaron para alcanzar los privilegios que reparte el patrón utilizando los recursos que provienen de los que trabajan para pagar sus impuestos y los altos costos de la tarifa eléctrica, de los medicamentos que no encuentran en los hospitales, pero sí en la cadena de farmacia del patrón.

La democracia en Paraguay está herida de gravedad, los representantes que fueron designados para cuidar del dinero público e invertir en el desarrollo del país, ya no responden en su mayoría al pueblo, hoy responden a intereses económicos poderosos que dirigen los destinos de los habitantes desde la oscuridad avasallando los derechos e instrumentando a la fiscalía y a la justicia.
«Si así no lo hiciereis, que Dios y la patria, el pueblo os lo demanden» fue la advertencia que se les hizo a las autoridades cuando juraron asumir el cargo para los cuales fueron electos, hoy es el día en que el pueblo debe demandar a sus representantes por las violaciones de la Constitución Nacional, y de ser posible, que sean destituidos por no responder ya al pueblo, más bien a otros patrones.