Siendo un poderoso Rey universal, Jesús lavó los pies a sus apóstoles para enseñar a los políticos que ostentan el poder en el mundo, como deben actuar al servicio del pueblo, y no servirse de la población como ocurre actualmente en el Paraguay.
17/04/25 – Redacción Central

El Jueves Santo se recuerda una acción memorable del Maestro Jesús que trasciende hasta nuestro propio entendimiento. Y es que el lavado de los pies es un acto que contradice totalmente la normalidad de las cosas, es decir, lo normal sería que los apóstoles le lavaran los pies a Jesús, y no a la inversa.
Sin embargo, este hecho viene a marcar una de las enseñanzas más punzantes e históricas de entre sus legados a la humanidad.
- Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de las naciones actúan como dictadores y los que ocupan cargos abusan de su autoridad.
Evang. Mateo 20:25 - Pero no será así entre ustedes. Al contrario, el de ustedes que quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes,
Evang. Mateo 20:26 - y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos;
Evang. Mateo 20:27 - hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.»
Evang. Mateo 20:28
El Maestro dejó una nueva enseñanza al mundo sobre la esencia real del poder, de la autoridad, que fue instaurada para estar al servicio del pueblo en busca del bien común.
El lavado de los pies es la acción sublime del servicio que uno puede realizar por su semejante, mientras muchos pueden considerar una humillación, Jesús enseña que uno debe estar siempre dispuesto a asistir a su hermano.
La autoridad reconocida por Dios es la que está al servicio del pueblo y no a la inversa como actualmente se practica en el país, donde las autoridades se enriquecen con los recursos del erario público.
“Pero ustedes no deben ser así” afirma tajantemente el Maestro marcando la gran diferencia de su Reino con el poder de este mundo.